viernes, 8 de octubre de 2010

Consecuencias de Pubertad

Como os decía, mi afición por las agujas, nació de muchas tardes en el patio de mi casa, que como dice la canción popular " era particular”. Mis primeras obritas, fueron realizadas en pequeños trozos de cañamazo, arpillera y alguna vez panamá. Así, un mundo colorido de flores, sirenas, pajaritos e iniciales se convirtió poco a poco en una afición, que aunque en muchas ocasiones he tenido que dejar de lado por causas de la vida, siempre me ha acompañado e incluso me ha ayudado.

Mi primera labor digamos importante, la realicé a los doce años, con motivo de una exposición en el colegio, por aquel entonces, teníamos una asignatura que se denominaba "pre-tecnología" en la que los chicos realizaban maquetas con madera y las chicas nos dedicábamos a la aguja, ni que decir tiene que muchas de mis compañeras no habían tocado una aguja en su vida y seguramente después de aquello no la volvieron a coger nunca jamás.

El mantel que realicé quedó en segunda posición, muy digna, si tenemos en cuenta que el ganador había sido realizado por la madre y la tía de la susodicha ganadora. Pero en fin, pelillos a la mar, no es momento de rencores pasados, aunque hay cosas que nunca se olvidan.

La segunda labor importante, la realicé un verano, en el que estuve enfadada con mi madre, por que no me dejaba salir, y ella toda su pretensión era que me convirtiese en una mujer de provecho, realizando un mantel.
En aquel entonces las madres aún pensaban en sus hijas como dignas alumnas de la universidad de " Sus Labores". Y los tira y afloja por estar como ella repetía "mano sobre mano" eran parte de nuestro día a día.

La verdad que aún conservo esas labores, aunque tengo que decir que un día me cansé de pasarlas de cajón en cajón cada vez que hacía limpieza, y las servilletas las he utilizado para "diario" y los manteles los pongo cuando tengo ocasión. Son un incordio, para planchar y como te caiga una mancha de Kepchup o de chocolate, ya sabes...

1 comentario:

  1. Una historia preciosa y muy real, y unos manteles muy bonitos que merece la pena que luzcas. Un beso, Mª José (majogonga)

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